Diario de León

Reportaje | e. gancedo

«Que les guste a las lectoras»

Pereira será para siempre nuestro autor más auténtico, más agudo, más afable, más «paisano»

Leyendo el Diario de León. Con 13 años ya escribía en este periódico

Leyendo el Diario de León. Con 13 años ya escribía en este periódico

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«-Bueno, Antonio, pues nada, esperemos que este nuevo libro les guste a los lectores...»

«-No, nada de a los lectores. Que les guste a las lectoras. ¡A las lectoras!»

Así era Pereira. Divertido, rápido, con una chispa de luz en los ojos que revelaba sus puntos fuertes (el humor inteligente, o la inteligencia que se demuestra a través del humor), afable, irónico y contador de las mejores historias del mundo; historias de veraneantas , historias de coleccionistas de imágenes sacras, historias de casas de niñas... historias plagadas de representantes de comercio, de viajeros en países cálidos y sugerentes, de feriantes, de curas, de vinateros, de viejos eruditos, de incorregibles borrachines, de mujeres rebeldes, o tímidas, o apasionadas... la humanidad, la deliciosa humanidad de quien se fija en todos los detalles significativos del paisaje y del paisanaje quedó impresa en las letras de molde de la producción poética y narrativa de Antonio Pereira, el villafranquino, berciano, leonés universal.

Nacido en 1923 en Villafranca del Bierzo, en ese barrio popular que tan genialmente describiera en los Cuentos de la Cábila , Pereira se había traslado a León capital en la década de los cincuenta, domicilio que alternó con frecuentes y prolongadas estancias en Madrid. Aunque se inició en las letras dentro del ámbito de la poesía y es autor de dos novelas, la obra literaria de Antonio Pereira se ha centrado sobre todo en el relato breve, que abrió en el año 1966 con la publicación de Una ventana a la carretera , con el que obtuvo el Premio Leopoldo Alas. Galardonado en el año 1988 con el prestigioso Premio Fastenrath de la Real Academia Española y en 1999 con el Premio Castilla y León de las Letras, el escritor berciano ocupa, como han venido subrayando los críticos más destacados, un lugar preeminente en el panorama de la narrativa en castellano de la segunda mitad del siglo XX como uno de los más consumados y brillantes autores dentro del género del cuento.

Aunque su salud era delicada y se movía con dificultad, había experimentado una notable mejoría, por lo que su inesperado fallecimiento el pasado 25 de abril conmocionó al mundo de las letras, tanto de León como de toda España. El entierro, al que acudieron numerosas personalidades, amigos y lectores, tuvo lugar en su villa natal de Villafranca del Bierzo -donde ostentaba el título de Cronista Oficial- el 27 de abril.

Tras el pleno celebrado en ese mismo mes, y en cumplimiento con el reglamento especial de honores y distinciones de la Diputación, la institución aprobó por unanimidad de todos los grupos la concesión de la Medalla de Oro de la Provincia de León por ser, según reza el acta, «un ilustre poeta, un relevante escritor y una entrañable persona que quería y fue querido por León. En definitiva, un reconocimiento a su compromiso personal y a su participación en la defensa de los valores culturales y artísticos de la provincia».

Le gustaba viajar en tren y en autobús. Un día soñó con conducir el «coche de línea». Adoraba las mujeres, los atardeceres, el vino y Portugal. Era Antonio Pereira. Uno de los grandes.

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