Las fuerzas de seguridad peinan la isla en busca de los asesinos etarras

Las fuerzas de seguridad peinan Mallorca en busca de los asesinos de los dos guardias civiles, según confirmaron fuentes de la lucha antiterrorista. Una hora después del atentado mortal pusieron en marcha la conocida como Operación Jaula y durante todo el comienzo de la tarde la isla estuvo sellada a cal y canto. Nadie podía entrar ni salir. Daba igual que lo intentase por tierra, por mar o por aire. Nada más sospechar que los etarras habían activado in situ la bomba lapa, todas las unidades de seguridad y emergencia que había en la isla se pusieron en marcha para tratar de impedir la fuga de los terroristas y localizarlos antes de que se oculten en el piso franco o escondite que tuviesen preparado.

La primera medida fue establecer un perímetro de seguridad de casi dos kilómetros de radio sobre la calle Na Boira de Palmanova, el lugar de la explosión. El objetivo era triple, preservar las pruebas para los investigadores, asegurarse de que no existían más artefactos explosivos destinados a cazar a los agentes, equipos de emergencias y curiosos, y descartar que los terroristas todavía continuasen en las proximidades. A tal fin se establecieron controles para impedir el acceso y vigilar las salidas, y se ordenó a los residentes en viviendas y hoteles que no saliesen a la calle y permaneciesen en los edificios.

Las medidas siguientes fueron sellar el puerto de Palma y el aeropuerto, establecer controles de carretera en todas las principales vías y autovías y someter a fuerte vigilancia el resto de puertos deportivos y los nudos de transportes y comunicaciones, así como revisar los alojamientos, alquileres y hospedajes. Para colaborar con las patrullas terrestres, se pusieron en funcionamiento las patrulleras de la Guardia Civil y los helicópteros de este cuerpo.