«Reino de León» reparte por España a 1.500 pendoneros tras cinco años de historia
A pesar del éxito de esta organización, la falta de financiación sigue siendo una asignatura pendiente
Rocío tiene 15 meses. Francisco 74 años. Hasta aquí se podría afirmar que son familia, abuelo y nieta, pero no es el caso. Tampoco, vecinos. Sin embargo, entre ellos existe un vínculo, quizá tan fuerte como la sangre o tan profundo como una religión. Historias distintas, vidas cruzadas. El nexo, la Asociación de Pendones del Reino de León.
El origen. Corría el año 2004, cuando un grupo de 900 personas, 500 de ellos expertos pendonistas, y 40 pendones, llegaron a Santiago de Compostela para participar en la Romería de Pendones de las Comarcas Leonesas.
A raíz de este evento y a falta de una organización que los coordinase, algunos de los participantes sintieron la necesidad de crear una agrupación que aunara sus esfuerzos. Así nació esta asociación, cuyo fin principal es la defensa de un uso y de una identidad típicamente leonesa.
La idea fue un éxito. En cinco años, los Pendones del Reino de León han pasado de los 15 miembros iniciales a 1.500 socios, repartidos por toda la España y reunidos en torno a 150 insignias. Esta situación se debe en parte a la acción de las casas regionales, elemento dinamizador que ha llevado a ciudades como Bilbao, Sevilla o Soria esta costumbre. Pero también, a la «intención de incluir a cuántos quisiesen participar de esta iniciativa», según declara Bernardo Gutiérrez, quien recuerda también que «la gente puja por el pendón aunque no se hablen entre ellos». Hecho que lleva a pensar que más que una tradición, es una devoción o, al menos como afirma Antonio Barreñada, el secretario de la misma, «un motivo de celebración».
El resultado de todo esto, el anunciado al principio. Una mezcla variopinta, cuyo elemento de unión es el pendón.
El pendón . Su origen se sitúa en la Reconquista, a las mesnadas del señor feudal. Mas este no es el caso del leonés, hijo del pueblo y símbolo de un vínculo con los concejos. Es decir, con un tipo de institución, vigente en este territorio, cuya labor ha sido clave para la supervivencia de estas enseñas. De ahí, que el pendón no posea un carácter religioso o bélico. Idea que complementa la inclusión un ramo en el vértice de muchas enseñas, enlazando así con la costumbre del mayo celta, que le confiere un carácter pagano, de celebración de la naturaleza y que lleva a afirmar que el pendón representa exclusivamente al pueblo, constituyendo una especie de totem.
Asimismo, el leonés cuenta con unos rasgos propios que lo hacen único como los colores de su seda, rojo, original del Reino de León, o el verde, símbolo del Islam . Pero también, el tamaño de la vara, que pueden alcanzar 13 metros, o su peso, de hasta 35 kilos. Características que hacen de la acción de pujar, una cuestión no sólo de fuerza, sino también de maña.