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Rajoy ordena una «batalla» contra la política económica del Gobierno

El PP descarta acuerdos con los socialistas y movilizará a miles de personas en Sevilla el próximo día 27 contra el aumento del paro y la subida de impuestos

De Cospedal, Mariano Rajoy y Manuel Fraga, durante la celebración del Comité Ejcutivo Nacional del P

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magis iglesias | madrid
León

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Mariano Rajoy enarboló ayer el hacha de guerra contra el Gobierno y su política económica, una vez superado el verano en el que se enredó con acusaciones sobre la persecución a la que se siente sometido su partido a cuenta de los casos de corrupción. El líder del PP anunció a la dirección de su partido que planteará una auténtica guerra política frente a las decisiones del Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero, que tendrá su punto de mira en la subida de impuestos.

Esta movilización del primer partido de la oposición centrará su actividad parlamentaria y tendrá su momento álgido con la celebración de un acto multitudinario en Sevilla el próximo 27 de septiembre, dos días después de que el Consejo de Ministros apruebe el proyecto de Presupuestos del Estado para el 2010 en el que el Gobierno tiene previsto acometer una reforma a fondo de la fiscalidad.

El PP pretende concentrar en el velódromo de Dos Hermanas, tradicional territorio socialista- a 20.000 simpatizantes «por el empleo y contra la subida de impuestos». La convocatoria, que ya ha empezado a preparar el presidente del PP andaluz y vicesecretario nacional, Javier Arenas, coincidirá también con el levantamiento del secreto del sumario de la pieza principal del caso Gürtel, según prevé el Tribunal Superior de Justicia de Madrid.

Preocupación. El líder de la oposición declaró ante el Comité Ejecutivo Nacional de su partido que las decisiones económicas del Gobierno socialista, en especial las que afectan a la fiscalidad, «merecen y tendrán por parte del PP una batalla a fondo» porque, en su opinión, es lo que más ocupa y preocupa a los ciudadanos. Atribuyó el anunciado incremento de impuestos al «aumento brutal del gasto público» y descalificó tajantemente esta solución, al tiempo que defendió hacer «exactamente lo contrario» con un estricto control del gasto, mayor

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