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La misión de paz española en Kosovo acaba esta semana después de diez años

Las Fuerzas Armadas aseguran que se van de allí «con mucha pena»

Chacón, junto al jefe del Estado Mayor de la Defensa.

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j. álvarez / g. zorrilla | madrid
León

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El próximo 16 de septiembre, a la puesta del sol, la unidad de guardia en la Base España de Istok arriará como cada día la bandera española, pero por última vez. Después, el toque de silencio pondrá fin a diez años de presencia militar española en misión de paz en la antigua provincia serbia de Kosovo. Al día siguiente, con «mucha pena» y la «satisfacción del deber cumplido», el afán será recoger el material que ha permitido el trabajo de los catorce destacamentos que han rotado su permanencia en la zona, a los que se sumaron los efectivos encuadrados en las misiones de paz de la Osce o la Operación Sierra Kilo para acoger a los refugiados kosovares en la vecina Albania.

Ahora toca la Operación Retorno, en la que «lo más difícil es simultanear las tareas operativas con las propias de repliegue», según el coronel jefe de la unidad encargada de la repatriación (Kspuar), Javier García Blázquez, que lleva tres meses de duro trabajo en Istok.

A lo largo de la pasada década, casi 23.000 militares españoles han pasado por Kosovo, donde realizaron 52.000 patrullas en las que recorrieron más de cuatro millones de kilómetros. Además, en la larga hoja de servicios de las unidades está la participación en 240 misiones de desactivación de explosivos, el reparto de más de un millón de kilos de ayuda humanitaria entre la población que fue en su día masacrada por las tropas que mandaba el líder serbio Slobodan Milosevic, y la reconstrucción de escuelas, hospitales, carreteras, tendidos eléctricos y las canalizaciones de agua potable para el consumo humano.

1397124194 Destruir y reciclar. El puerto griego de Tesalónica se ha convertido en la plataforma de carga de los buques que, desde agosto, transportan kilómetros de contenedores y vehículos rumbo a Valencia, desde donde el material «va a las unidades, a los parques o a los centros de mantenimiento». «No dejaremos el material por viejo, desecharemos todo aquello que no es específicamente militar y que no es rentable para su repatriación» y, en todo caso, «el inservible lo destruimos y lo reciclamos», explica el coronel Blázquez. «El próximo 17 ó 18 todo el material será embarcado en Tesalónica para zarpar hacia España», añade.

Pese a la alegría del regreso a casa, el militar admite que en toda esta operación hay algo de tristeza por la marcha. «Han sido diez años de excelentes relaciones con la población civil, con una gente que es muy hospitalaria y realmente nos han acogido como si fuéramos familia; nos echarán de menos, y nosotros a ellos», afirma.

Del paso de España por Kosovo quedará Base España. Al principio de la misión, las primeras unidades tuvieron que instalarse en los edificios de una serrería arrasada por los combates. Tras muchos meses de trabajo, el acuartelamiento tenía más el aspecto de un campo de concentración de la Segunda Guerra Mundial que de un moderno destacamento.