El ex ministro no deja herederos tras 41 años de servicio público
Tras cuarenta y un años y cuatro meses de servicio público, Pedro Solbes, en cuatro ocasiones ministro socialista y en dos vicepresidente del Gobierno, recogió ayer los pocos papeles que almacenaba en su despacho del Congreso y abandonó la cámara. No tendrá que votar la financiación autonómica, que ha ido mucho más allá de las cifras que él postuló, ni las descuadradas cuentas del Estado para el 2010, ni los cambios fiscales que llevarán anejos.
Y se da la paradoja de que contemplará, desde la lejanía de su nuevo puesto semi-privado de asesor contable, otra vez en la familiar órbita de la Comisión Europea, cómo el Gobierno de Zapatero da marcha atrás en las medidas que se aplicaron contra su voluntad y deterioraron su relación con el presidente. Ahora se suprime el descuento fiscal de 400 euros y se intenta contener un desbordado déficit público con una política fiscal más ortodoxa, movimientos que hubiera suscrito el ex ministro.
Al mando. Zapatero toma las riendas y Solbes apenas deja herederos. Su equipo de estrechos colaboradores le ha tomado la delantera en la salida. Jordi Sevilla, que fue su jefe de gabinete y ascendió después a ministro, acaba de abandonar el escaño en el grupo socialista para ocupar un puesto en una consultora.