La Universidad de Léon ha acogido en sus aulas a 250.000 jóvenes en tres décadas

Más de 250.000 jóvenes procedentes de numerosos lugares de la geografía española y del extranjero han pasado por las aulas de la Universidad de León desde que se creara en 1979. Entonces ya se registraron en torno a los 3.347 alumnos en las facultades de Veterinaria, Derecho, Filosofía y Letras y Biología y 2.303 en las escuelas universitarias y, entonces, León ya era atractivo para estudiantes de Oviedo y Salamanca. Desde aquellas cifras hasta hoy miles de alumnos han salido de las aulas de Vegazana. La mayor cantidad de estudiantes se recuerda en la década de los 90 cuando se superó la cifra mítica de los 16.000 alumnos y que ha descendido hasta los 13.000 de la actualidad.

Pero al valor humano de los alumnos hay que añadir el del profesorado, cerca de un millar en la actualidad. En el curso 1980-1981 formaban la plantilla de las cuatro facultades 296 profesores, con especial peso en la Facultad de Veterinaria y en la Escuela de Magisterio. Una plantilla joven y procedente de campus como Oviedo o Salamanca que ha alcanzado los 960 docentes en la actualidad.

La actividad de la Universidad no sería posible sin el trabajo que desempeñan los 563 empleados. Tal y como recuerda Miguel Cordero del Campillo, «los primeros balbuceos de la Universidad estuvieron marcados por la penuria y 126 personas eran la intendencia del día a día de la Universidad».

Este capital humano, que ha llevado a la ULE ha convertirse en una de las principales empresas de la provincia, ha ido profesionalizandose con el paso del tiempo. No sólo por estas cifras sino también por el volumen económico que mueve. Así, la independencia plena respecto a la Universidad de Oviedo, desde el punto de vista económico, comenzó en 1981. El presupuesto de 1981 fue de 2.124 euros (353.473 pesetas), cantidad que en menos de una década alcanzó más de 200.000 euros. Tres décadas después hay que hablar de que la ULE mueve casi 100 millones de euros al año, de los que alrededor de 60 son para financiar sueldos, si bien hoy en día hay que hacer referencia a una situación que entonces no existía y es la deuda que arrastra la institución académica. Algo que, en cierta manera, ya advertía Cordero del Campillo en el libro en el que analizaba del primer decenio de la ULE: «Sobre la universidad española, en general, sin que la leonesa sea excepción, pesa abrumadoramente el capítulo de retribuciones personales, quedando los destinados a inversiones y trabajo productivo en neta posición de insuficiencia.

Esta crítica conclusión viene reforzada con el resultado del análisis de las inversiones reales respecto al número de alumnos y profesores. La subida de índices es patente, pero su relativa insuficiencia también. Esperemos que se mantenga en el futuro la tendencia a mejorar». La ULE vivió la «época del oro» pero, en plena juventud, atraviesa uno de los momentos más delicados de su joven historia cuando la integración en Europa marcará una nueva era académica.