Reportaje | nuria gonzález
Gaudeamos igitur
El embrión fue el Colegio Universitario, que entonces albergaba Veterinaria y la sección de Biológicas. Enseguida se sumaron Filosofía y Derecho
Desde hace muchos años cada fiesta de la Universidad termina con el «Gaudeamos igitur» (Alegrémonos pues) como símbolo de la fuerza, el esfuerzo y el tesón de todos los que la integran. Sus antecedentes hay que buscarlos en las escuelas episcopales de Astorga, dónde había funcionado desde el 905 una especie de biblioteca circulante y en la que apareció la figura del maestrescuela (1154). También en las escuelas catedralicias que el Concilio de Coyanza (1050) colocó bajo la responsabilidad del arcediano. Sin embargo, León se quedó sin Universidad a partir de 1230, pugnando la ciudad por lograr la fundación de instituciones universitarias desde el siglo XVI. Aunque ni la ciudad ni la provincia entraron en los planes nacionales, ni tuvieron éxito los esfuerzos de algunos de sus hombres más nobles como los Villafañe, Rodríguez de León, Getino Robles o los Sierra Pambley, Azcárate, Acevedo y Quiñones de León, los cimientos de una futura universidad comenzaron a construirse. En este panorama nació la Escuela Normal de Maestros en 1842 y en 1852 la Escuela Subalterna de Veterinaria a las que luego se sumaría la Escuela Elemental de Comercio en 1914. Como ha relatado uno de sus impulsores, que también fuera rector, Miguel Cordero del Campillo, «la universidad no es un conjunto de edificios» y «lo importante era avanzar sin ruidos». Premisas que, algunas veces se han tenido en cuenta por los que llegaron detrás y, otras, no tanto. Pero en cualquier historia de la Universidad de León que se precie no se puede obviar la labor que realizó la Caja de Ahorro, presidida por entonces por Emilio Hurtado Llamas que apostó la compra de suelo para la Universidad de León, terrenos procedentes de los ahorros del pueblo de León, y situados en la denominada «Huerta del Obispo». La extensión inicial era de 24,7 hectáreas y alcanzó un precio de 61,4 millones de pesetas. El 31 de noviembre de 1977 se puso la primera piedra y se erigió un monolito en lo que sería el campus de León. Tras unas inversiones que superaron los 100 millones de las antiguas pesetas el traslado a las nuevas dependencias se realizó en el curso 1978-1979. Eran necesarias, al menos, tres facultades para optar a la creación de una universidad. León tenía Veterinaria, Biológicas, Filosofía y Derecho. Sobre esta base se erigieron las estructuras que, tres décadas después permiten la enseñanza, la investigación y la extensión cultural que se desarrolla en la Universidad de León.
El 30 de octubre de 1979 se promulgó la primera ley de creación de universidades del actual periodo democrático mediante la cual se crearon las universidades de Alicante, Cádiz, León y Las Palmas. Miguel Cordero del Campillo y Roberto Cubillo atribuyen a Guillermo Suárez la primera solicitud pública para crear la Universidad leonesa. Así, en enero de 1972, el hasta entonces profesor de la Facultad de Veterinaria al ser entrevistado, con motivo de su traslado a Madrid, manifestó: «León merece y necesita una universidad». Hoy, la Universidad de León es una realidad cuyo impacto económico, social y cultural nadie pone en duda. En su historia más reciente hay que resaltar la puesta en marcha del Campus de Ponferrada.