LUCÍA González luengo | 15 AÑOS
«La voz de la gente hace eco en la pared y te ayuda a situarte»
Hace dos años y medio que Lucía viaja sola en autobús desde Trobajo del Camino a León. En la ciudad se desenvuelve entre la parada de Santo Domingo, la sede de la Once en la calle Padre Ampudia y el negocio que su madre acaba de abrir en el casco antiguo.
Lucía tiene quince años y su visión es prácticamente inexistente, «distingo sombras y colores muy llamativos». Sufre una ceguera congénita y ha pasado por diferentes etapas en el servicio de rehabilitación.
«De pequeña me enseñó a doblar la ropa, también hemos cocinado una vez y aprendí a manejar el bastón con ocho años para cruzar la calle, pero luego lo dejé, me daba vergüenza». Ahora tiene 15 años y está «orgullosa» de salir de su casa sin depender de alguien.
«La primera vez me puse muy nerviosa», reconoce. Ahora su reto es utilizar «más paradas, poder ir de tiendas y a otros sitios». El bastón ya no es problema: «Hay que hacer un arco que abarque el ancho de los hombros para que te proteja». Saca jugo a los recursos ambientales: «Me ayuda mucho cuando la gente habla y escucho el eco en las paredes que te indica que tienes que girar». Pero sabe muy bien que en los semáforos no hay que fiarse: «Cruzan cuando no deben». Alguna vez se ha despistado: «La gente se da cuenta y me ayuda. Una vez que no me veían, pregunté yo».