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opinión

Las reservas de caza y el urogallo cantábrico

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Seo birdlife | Gedemol
León

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No cabe duda que las reservas de caza han contribuido a la conservación de buena parte de nuestro patrimonio natural a la vez que generaban ingresos en las comunidades locales, aspecto éste fundamental para garantizar que los habitantes de la montaña vean alguna justificación en la protección de estos espacios. Estas reservas además, han cumplido con sus objetivos al convertirse en importantes cazaderos de ungulados silvestres, como el venado, jabalí, corzo y rebeco, conocidos fuera de nuestras fronteras.

Sin embargo, otras especies se han podido ver mermadas debido a que los objetivos de gestión de estos espacios se han centrado básicamente en favorecer a las especies cinegéticas. Este es el caso del urogallo cantábrico. Esta afirmación no la hacemos de manera gratuita ya que con los datos en la mano, el retroceso de la tetraónida en las reservas de caza castellano y leonesas ha sido sustancialmente mayor que en otros sectores situados fuera de estas.

A principios de los 80, según datos de la Junta de Castilla y León, el 80% de los efectivos de la especie sobrevivían en las Reservas de Caza. En concreto al menos 180-200 machos lo hacían en Riaño, 10-20 en Mampodre, seis en Fuentes Carrionas y 20 en los Ancares. Tan sólo 67 machos se detectaron fuera de estos terrenos cinegéticos, principalmente en Villablino y Murias de Paredes.

Hoy día ya sólo sobreviven unos seis machos en Riaño y Mampodre, principalmente en el Parque Nacional, mientras que en el resto de su área de distribución en León la población es de al menos 63 machos. La especie ha sufrido declives moderados en Villablino y Murias de Paredes que se han compensado en cierta manera con una «aparente» dispersión del ave hacia la baja Omaña y la Cepeda. Estos datos ponen de manifiesto que hoy día el 90% de las poblaciones urogalleras se encuentran fuera de las reservas regionales de caza a pesar de que con las condiciones poblacionales de 1982 los modelos de extinción auguraban una mayor supervivencia a las poblaciones de Riaño que a las de Villablino.

Algunas de las posibles causas de este declive entre otras, pueden ser la elevada densidad de ciervos y jabalís, la apertura indiscriminada de pistas con la correspondiente fragmentación del hábitat que conlleva o las molestias invernales puntuales procedentes de las batidas de jabalí en zonas de invernada. Estos elementos combinados y actuando de manera sinérgica con otras causas durante los últimos veinte años, están suponiendo la práctica desaparición del urogallo.

Si queremos que el urogallo vuelva a las reservas de caza es necesario establecer estrictos planes de gestión integral de estos espacios cinegéticos que tengan en cuenta a esta especie. Uno de los primeros pasos, y que aparece en el recientemente aprobado Plan de Recuperación del Urogallo Cantábrico, es el de conocer en detalle las poblaciones reales de ungulados salvajes y poder gestionarlas de acuerdo con lo que establece dicho plan, ya que es evidente que las densidades de ciervo y jabalí se encuentran muy por encima de lo deseable.

En concreto ambos ungulados apenas estaban presentes en las reservas de caza leonesas en los años 60 y 70, mientras que en la actualidad en muchos sectores del Parque Nacional de Picos de Europa se sobrepasan los 15ind/100ha (datos Arena) en el caso del ciervo y se han multiplicado por diez las capturas de jabalís durante los últimos años. Estos valores se encuentran muy por encima de lo que se considera tolerable para la conservación del ave y su hábitat en otros países.

Recientemente en sede parlamentaria la propia Dirección General del Medio Natural ha subrayado como causa probable del declive de la especie en Picos de Europa la elevada densidad de ungulados salvajes. En esta difícil tarea no deberíamos infravalorar el papel que juega el lobo ibérico, a este respecto hay que decir que no ayuda mucho que se aumente la presión cinegética sobre el lobo en la zona año tras año.

Hoy día los planes técnicos de las reservas se basan únicamente en criterios cinegéticos; creemos que es absolutamente necesario que se tenga en cuenta la conservación del resto de especies animales y vegetales de la Cordillera Cantábrica, que al fin y al cabo son el precepto que se utilizó en su momento para la creación de tales terrenos cinegéticos.

En toda Europa la actividad cinegética en espacios naturales esta gestionada por equipos de trabajo multidisciplinares, que analizan de manera exhaustiva la evolución del ecosistema y planifican anualmente la caza con el objetivo de no alterar el medio, esto es precisamente lo que no ocurre algunas reservas, y el resultado sobre la población urogallera ha sido dramático.

Creemos firmemente que la caza es perfectamente compatible con la supervivencia del urogallo, pero esto necesita de planes cinegéticos rigurosos que busquen la conservación de todo el ecosistema y no sólo el abatir el mayor número de piezas. La administración autonómica por tanto debe asumir cuanto antes estos criterios de gestión ya que el modelo cinegético actual en las reservas de caza leonesas no es compatible en modo alguno con la supervivencia del urogallo cantábrico.

(Seo Birdlife) Sociedad Española de Ornitología. (Gedemol) Grupo para El Estudio Y Defensa De La Montaña Oriental Leonesa

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