Diario de León

Rubalcaba se enzarza en una bronca por el Sitel en el pasillo del Congreso

El PP exige la dimisión del titular de Interior porque cree que ha perdido los papeles al amenazarlos; el ministro asegura que no intentó intimidar a un diputado

Rubalcaba conversa con los periodistas en los pasillos del Congreso.

Rubalcaba conversa con los periodistas en los pasillos del Congreso.

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PAULA DE LAS HERAS | madrid
León

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Que la campaña puesta en marcha por el PP para cuestionar el sistema de escuchas de la policía había despertado la indignación del ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, era algo evidente. Que su enfado llegara al punto de estar dispuesto a desbordar el marco del debate parlamentario para enzarzarse en una bronca de tú a tú en los pasillos del Congreso, no. En un tono de voz elevado, y visiblemente alterado, reprochó a los diputados populares Esteban González Pons y Carlos Floriano sus insistentes críticas.

La discusión acabó convertida en un sainete, pero tras ella hay un asunto muy serio. El Gobierno reprocha al principal partido de la oposición que ponga en el disparadero el funcionamiento del Estado de Derecho para salvar los muebles en el caso Gürtel, en cuya investigación judicial se empleó el Sitel. Los populares alegan que lo único que piden es que se regule el uso de este sistema porque hoy no existen unas normas claras que garanticen la seguridad jurídica y el derecho a la intimidad de los ciudadanos.

La cuestión llegó ayer a la sesión de control al Gobierno. El portavoz popular de Medio Ambiente, Carlos Floriano, acusó al Ejecutivo de utilizar un sistema «ilegal» que «va más allá de las escuchas». Rubalcaba ató cabos y replicó que ya han pasado cinco meses y el PP no ha acudido aún a los tribunales para denunciar de manera efectiva la denuncia de agosto de Cospedal, y que ayer dejó caer de nuevo el citado diputado. Pero se quedó sin tiempo para rematar su intervención como habría querido.

Caliente, después de que en el hemiciclo los populares hubieran sacado a relucir también los GAL, el ministro se fue a la zona reservada al Gobierno. Luego volvió a salir y en el pasillo vio al vicesecretario de Comunicación del PP, que ha hecho del Sitel su principal caballo de batalla, y a Floriano. De forma decidida, marchó hacia ellos y los llevó al Salón de los Pasos Perdidos, en busca de un lugar discreto para exhibir su enfado.

La cosa se le acabó yendo de las manos. Los dirigentes de la oposición aseguran que el ministro «perdió los papeles», tildó a Floriano de «paranoico» -”cosa que el ministro no niega-” y que se puso tan agresivo que el presidente del Congreso, José Bono, tuvo que intervenir para que «dejara de amenazarlo», una intervención que otras fuentes minimizan. La supuesta amenaza, según el PP, fue decir: «escucho todo lo que dices, veo todo lo que haces».

Semejante frase pronunciada por el responsable de la seguridad del país suena, alegan en el partido opositor, muy mal. Rubalcaba no desmiente esas palabras, pero rechaza que en ellas hubiera amenaza alguna. Según su versión, todo empezó al reprochar a los populares que lo acusaran de algo tan grave como espiar a la oposición y achacó la polémica frase a que se refería a que veía y oía lo que decía en la radio y la televisión.

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