Reportaje | m . romero
«No somos matones»
Los porteros de la noche leonesa dan la cara para defender la imagen de este controvertido colectivo y muestran división ante la necesidad de hacer un examen
Mi función en este local está clara: que entre la gente alegremente y que dentro no haya jaleo, sin malas caras», dice casi sin pensar el portero de uno de los locales nocturnos más concurridos del Barrio Húmedo. Parece que tiene las cosas claras: «En caso de que se tense la cosa, se neutraliza al cliente problemático, se le saca del local y se llama a la policía». Aunque parezca una noción básica para cualquier vigilante o controlador de accesos, la Junta obligará a partir del año que viene a demostrar con un examen que éste y otro tipo de conocimientos están en la mente de cualquier profesional, algo que ha despertado ciertos recelos en el sector. «Ya vinieron hace unos años con la misma historia, hubo gente que llegó a examinarse y ahora no les vale para nada», recuerda uno de los porteros más conocido de la zona de marcha. De hecho, asegura que sólo existe interés por parte de ciertas firmas para dar los cursos de formación y cobrarlos. En concreto se refiere a Auxicom, empresa del ámbito de la vigilancia y la seguridad que ha repartido entre los porteros del Húmedo un avance de la nueva normativa. «La empresa no tiene ningún interés económico en este asunto puesto que los cursos se harán a precio de coste», responden desde Auxicom. No en vano, subrayan que el sector profesional de los porteros de discoteca no es rentable en beneficios por hora en comparación con otras divisiones de su negocio, por lo que reiteran que el único interés es facilitar las cosas a los aspirantes al nuevo título. «A mí me parece necesario», revela un trabajador a eso de las dos de la madrugada. Es colombiano, por lo que, a pesar de defender la nueva regulación, se quedará en la calle porque sólo se permitirá acceder al título a ciudadanos españoles y, como mucho, europeos. «No somos matones, por eso necesitamos un ley que nos proteja», sostiene. A sólo unos metros de este local, otro portero, parece que de origen eslavo por su acento, quiere hablar para decir que «no parece bien». Asegura que van a estar «más controlados que un pistolero y la gente tiene que saber que no-so-mos-ma-to-nes», advierte