Diario de León
Un momento de la brillante actuación del Cuarteto Tokio en el Auditorio de León

Un momento de la brillante actuación del Cuarteto Tokio en el Auditorio de León

Publicado por
Miguel Ángel Nepomuceno
León

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Si un grupo de cámara como el Cuarteto Tokio no logra al menos tres cuartos de entrada en el Auditorio y se tiene que recurrir a invitar a congresistas despistados en horas de asueto, que les interesa ese tipo de música lo que a un babuino la teoría de la relatividad, y sólo hacen que removerse inquietos en sus asientos como San Lorenzo en la parrilla molestando a cuantos están en su entorno, entonces algo falla entre los aficionados a la música. Y ahora no vale hablar de que los precios son caros porque había entradas por 6 euros. La forma como el Tokio atacó los primeros compases del Moderato del Cuarteto op.20 nº5 , de Haydn, fue reveladora. La pureza de línea, la paleta colorista ahíta de fineza expresiva que elude la polifonía pero a cambio adopta formas muy audaces armónicamente sin perder en ningún momento el tratamiento sombrío que subyace a lo largo de toda la obra contrastó con la imponente fuga final donde el primer violín persigue al violonchelo a medio compás de distancia densificando la fuga y creando un clímax cada vez más tenso y sofocante hasta la abrupta conclusión. En los últimos diez años, la manera de tocar del Tokio ha evolucionado de forma sustancial, eliminando casi totalmente el vibrato, algo que agradecer ya que, no interpretando a Schubert, ciertos pasajes y cadencias finales ganan n expresión cuando se tocan sin vibrato. Todo en ellos está muy cuidado y en el famoso cuarteto de Schubert La Muerte y la Doncella, con el que cerraron el programa, su acercamiento fue mucho más espiritual que material. Excelentemente planteado el Andante , que da su razón de ser a la obra, con algunos rubati bien colocados.

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