La desdicha de ser diferente

No sería descabellado aventurar que Hulk es, hasta la fecha, la mejor adaptación que se ha hecho para la gran pantalla de los conocidos cómics creados por la casa Marvel. Tras X-Men , Spiderman y Daredevil , por citar sólo tres, le ha tocado el turno a un personaje, conocido en España como La Masa, que a diferencia de sus coetáneos mantiene una lucha consigo mismo, no contra los villanos de turno. Ang Lee, el realizador de origen taiwanés que ha dado muestra de su ductilidad dirigiendo títulos tan opuestos como Sentido y sensibilidad o Tigre y Dragón , ha optado por desarrollar un particular sentido estético y narrativo para contarnos la historia de un pobre desdichado que por obra y gracia del destino (y con la ayuda de un padre con claros síntomas de desequilibrio) se convierte, cuando se enfada, en un ser monstruoso. Haciendo uso de aquella vieja fórmula de partir la pantalla en varios segmentos, para seguir una misma escena desde diversos ángulos, Lee opta por un oscuro tono visual que no hace sino incidir en esa sensación de desamparo que sufre el protagonista. Emparentado con otros personajes clásicos como El doctor Jeckyll, Frankenstein o King Kong, Hulk se nos presenta como una víctima de su propio entorno que tiene que luchar contra una infancia traumática y un amor poco correspondido. La perfecta unión entre la historia y los efectos especiales engrandecen esta lujosa serie B que falla en algunos pasajes, ciertamente farragosos y en que el «monstruito» a veces recuerda, ¡ay!, a Shrek. Hulk. (2003) Director: Ang Lee. Intérpretes: Eric Bana, Jennifer Connely, Nick Nolte, Sam Elliot. Nacionalidad: EE.UU.