Agua y deporte para el televerano

Una de las experiencias más refrescantes del televerano está siendo la transmisión del campeonato mundial de natación desde Barcelona. La 2 ha ofrecido larguísimas horas de agua durante varios días consecutivos, y semejante oferta, con el calor que ha hecho, no dejaba de tener interés. Y no podemos dejar de citar a Gemma Mengual, la heroína de la fiesta. Lo de Gemma Mengual tiene mérito por varios motivos. Está, primero, el mérito personal de hacerse con tantas medallas. Está después el mérito estético de brillar en una disciplina deportiva que aquí (y no sólo aquí) nos ha parecido siempre algo propio de las películas más cursis del Hollywood de los años cincuenta, con ignorancia de las duras exigencias atléticas que la natación artística impone. Y está, en fin, el mérito de descollar en un panorama como el español, donde tenemos grandes navegantes -desde los veleros hasta las piraguas-, pero muy pocos nadadores (el waterpolo es otra historia). La participación de la Mengual añadía a la competición un interés suplementario. Para el resto de las pruebas, el interés tenían que añadírselo los comentaristas de La 2. No creo que hayan estado siempre a la altura: una carrera es algo que todo el mundo entiende, pero para juzgar disciplinas más técnicas como, por ejemplo, los saltos, se requiere saber ciertas cosas que el espectador ignora a menos que el locutor se lo cuente. Como ocurre con frecuencia en los deportes minoritarios, hubiera sido conveniente un esfuerzo pedagógico que TVE, en este caso, omitió. Quizá porque pensaban que las imágenes del agua bastaban por sí mismas. Esos cuerpos rotundos y ese fresquito que acompaña al verano.