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La odisea de los «Balbases»

El exdirigente del grupo socialista Renovadores de la Base, José Luis Balbás

El exdirigente del grupo socialista Renovadores de la Base, José Luis Balbás

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Usted ya sabe que en Madrid se ha organizado un lío político muy considerable por la deserción de dos diputados autonómicos socialistas; esas deserciones frustraron la formación de una mayoría de PSOE e IU, que, juntos, obtenían un diputado más que el partido que ganó las elecciones, que fue el PP, y por eso la Comunidad de Madrid está sin gobierno. Ahora es el momento en que una comisión de investigación está interrogando a los protagonistas del suceso. Y lo que más llama la atención es el alto índice de audiencia obtenido por esas comparecencias, que emite casi ininterrumpidamente el canal autonómico, Telemadrid (si usted puede y le apetece, trate de verlo) y que ofrecen al espectador unas dosis nunca vistas de morbo político. No, no seré yo quien diga que esto es telebasura: no hay que confundir la velocidad de la expectación pública con el tocinazo del show zoológico. La transmisión de estas sesiones me parecen un servicio público de primera magnitud. Y por mucho que las querellas del socialismo madrileño inspiren sentimientos más bien melancólicos, la verdad es que uno no deja de aprender muchas cosas sobre los entresijos de la política y la cualidad ética de quienes aspiran a gobernarnos. Hasta el momento hemos visto al señor Tamayo y a la señora Sáez, que son los desertores, y al señor Balbás, que es uno de los grandes «fontaneros» del socialismo madrileño. Balbás da nombre a uno de los clanes en liza, los «balbases», y luego hay por medio otros con nombres no menos sonoros. Es difícil entender cómo el PSOE se ha metido en un jardín de este género, que le está dejando a la altura del betún ante todos los ciudadanos. Todo esto a la vez, emitido hora tras hora por la pantalla, puede hacerse pesadísimo, pero con tales mimbres podría escribirse una apasionante novela política que no debería nada a la ficción. «Yo lo estoy viendo porque me divierte», me decía ayer una amiga.

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