| Crítica | Televisión |
El blanco y negro, olvidado
Los tiempos avanzan y con ellos las tecnologías cinematográficas. En cien años se ha pasado de la pianola y el blanco y negro a la grabación digital de imagen y sonido. La televisión en color todavía no ha llegado a la madurez en España, pero en las películas el blanco y negro ya están proscritas. En la memoria de muchos espectadores todavía están los especiales de cine mudo con los que rellenaba las tardes Televisión Española, la única que había. Charles Chaplin, Buster Keaton, Harold Lloyd o El gordo y el flaco realizaron auténticas obras de arte que hicieron las delicias de varias generaciones cuando el cine ya era sonoro y estéreo. En aquellos años se programaban, en horario de máxima audiencia, películas protagonizadas por las grandes estrellas de Hollywood también en blanco y negro. Nadie protestaba. Llegó el color, llegaron las teles autonómicas y las cadenas privadas y, de la noche a la mañana, el blanco y negro desapareció de las programaciones. El pasado lunes, el programa de Garci en La 2 nos regaló Doce hombres sin piedad . En ella, como en tantas otras películas de este espacio, se pudo ver que el tipo de negativo con el que se rueda no es sinónimo de buena o mala producción. Si no, que se lo digan a los telefilmes infumables que se emiten, por ejemplo, en las tardes de los sábados. Creo que daban más miedo los viejos Drácula , Frankenstein o La Momia que muchas de las nuevas películas de terror, excepciones aparte ( Los otros ), donde el sentimiento es más de aprensión y asco debido al exceso de casquería que se emplea. El arte es el arte. ¿Son igual de importantes, o más, las pinturas de Altamira que las obras del Guggenheim? ¿Por qué proscribir entonces en televisión las películas en blanco y negro, cuando forman parte de la herencia cultural?.