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Sobredosis de «Perdición»
Femme Fatale se abre homenajeando a una de las más malas-malísimas de la historia del cine: Barbara Stanwyck en Perdición , un guiño cinéfico muy propio de Brian de Palma. Semejante comienzo nos podría hacer esperar un peliculón de este director, que domina los resortes del thriller erótico. Sólo hay que recordar Vestida para matar o Doble cuerpo para que se nos acelere el pulso. Los diez primeros minutos son un festín de planificación y montaje a ritmo del bolero de Ravel, pero también de otras cuestiones más carnales porque Rebe-cca Romijn-Stamos es una belleza letal a reivindicar desde el primer minuto. En esos momentos te preguntas por qué esta peli ha sido vapuleada por la crítica... La respuesta llega a la media hora, aproximadamente, cuando aparece Antonio Banderas y al bueno de Brian se le va la mano con el guión. Lo de Toñito no es nada personal, simplemente que ese aire de latinorri macarrilla se carga el aura de glamour que tienen los ladrones de joyas. Problema de casting, una vez más. A partir de ahí, el bochorno más absoluto. Si no nos hubiese hecho concebir esperanzas, la cosa no sería tan grave: otra peli montonera y punto. Pero no, de Palma se dedica a darle vueltas de tuerca a la historia, buscando paralelismos y jueguecitos, encajanto todas las piezas de este caleidoscopio hasta el absurdo. No le llega con hacer su propia Perdición y darle un toque a lo Vértigo -¡toma soberbia!-, además, tiene que poner el broche con un happy end a lo Qué bello es vivir . ¿Dónde se ha visto que las mujeres fatales se rediman? En fin, que dan ganas de preguntarle eso de Ama Rosa, ¿tas borrascha? Po zí.