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¿Esoterismo o pura ficción?
? TVE-1 estrenó en la medianoche del domingo un nuevo programa: Planeta encantado , dirigido y presentado por el escritor J.J. Benítez. Como todo el mundo sabe, Benítez se ha hecho de oro por sus escritos sobre asuntos misteriosos. También sabe todo el mundo que su éxito se basa en el carácter absolutamente insensato de sus teorías. Planeta encantado sigue el mismo camino. En sucesivos episodios nos va a hablar del origen extraterrestre de Cristo, de la civilización que construyó edificios en la cara oculta de la Luna y de otros descubrimientos del mismo alcance. Hay que decir que, como programa de televisión, Planeta encantado es bueno: hay calidad técnica en las filmaciones y el guión es ágil y desenvuelto, a la americana, con fragmentos cortos vertebrados por las palabras del presentador, de manera que se hace fácil seguirlo. El problema está en las cosas que pretende hacernos creer. De entrada, hay un misterio; eso nadie lo duda. El misterio es tal porque las razones convencionales para explicarlo nunca son totalmente satisfactorias. Y ahí es donde entra el método Benítez: tratar de rellenar los huecos con las piezas más extravagantes posibles, aunque su racionalidad interna sea más problemática aún que la del misterio estudiado. Lo que se obtiene es un paisaje fascinante, pero cuyas pretensiones de verosimilitud equivalen a cero. Entonces entra la segunda parte del método, que consiste en introducir el relato en un metarrelato distinto: lo que se nos había presentado como investigación, pasa a ofrecerse como literatura. Para darse cuenta de ello sólo hay que fíjarse en el eslogan que abre el programa: Una puerta abierta hacia lo más noble de la condición humana: la capacidad de soñar . ¡O sea!.