Diario de León

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Mordiscos inofensivos

La película presenta una nueva estética en el género de los vampiros

La película presenta una nueva estética en el género de los vampiros

Publicado por
Eduardo Galán
León

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Si la oscuridad dentro de los cines ya no es lo que era, ¡cómo no van a cambiar los existencialistas vampiros o los malditos hombres lobo! En las dos últimas décadas, los amantes del cine de terror tuvimos que pasar de lo gótico a lo neogótico, de la estilización expresionista al amaneramiento comiquero. Cuatro años atrás nos lo resumía James Woods, desde los Vampiros, de John Carpenter: «No son románticos, ni una pandilla de maricones que duermen en un ataúd forrado y que van con ropa de etiqueta seduciendo con su acento europeo cutre». Los tiempos cambian, lástima. Underworld es el producto lógico de un género que ya no mira las obras seminales que lo cimentaron; muy al contrario: busca sus referencias estéticas en las cámaras lentas de Matrix. La reina de los condenados, Vampiros: los muertos o Dog soldiers son las últimas neoversiones estrenadas de una triste filmografía, que a los espectadores de toda la vida nos espanta, como la cruz a Drácula. Y sin embargo Underworld ha sido lo que se llama, en el argot peliculero, un sleeper, un éxito durmiente de taquilla que nadie, ni siquiera los distribuidores, esperaba. Inexplicable, aunque a Kate Beckinsale le sienta muy bien el cuero negro apretado, la iluminación azulada de la noche americana y el pelo de ala de cuervo. Su heroína, vampira enfrentada a tiros con licántropos que no saben de qué va aquello de la bala de plata, está vaciada de historia y los virus que le suministra a mordiscos a su enamorado hombre lobo, son inofensivos. «UNDERWORLD»: EE.UU.-Gran Bretaña. 2002. Director: Len Wiseman. Intérpretes: Kate Beckinsale, Scott Speedman, Sophia Myles. Duración: 106 minutos.

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