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| Crítica | Televisión |

Un bombardeo sin tregua

La proximidad de la Navidad trae consigo un aumento en los anuncios de juguetes

Publicado por
José Javier Esparza
León

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¿Ha hecho usted la prueba de ver en estas fechas cualquier programa infantil? Si lo hace percibirá la diferencia con semanas anteriores: la cantidad de publicidad de juguetes que colapsa la emisión. Va a encontrar de todo, pero a mí me han llamado la atención, sobre todo, dos productos: unos tiernos muñecos de ánimo interracial, y cierta gama de monstruos sedientos de sangre que supuran indefinibles humores; unos y otros sintetizan la esquizofrenia que sacude a nuestra sociedad. Junto a estos anuncios de juguetes, y ya en horario generalista va a encontrar usted otras obras de la creación publicitaria que no dejan de merecer comentario. Por ejemplo, y entre otras gracias, ese anuncio de una empresa de telefonía que para cantar sus virtudes nos dice que no necesita abuela y, en consonancia, nos muestra a un notable grupo de divertidas ancianas que son aplastadas por un grueso camión. Sutil, ¿verdad? a. Ahora bien, los anuncios que merecen un sobresaliente con laurel y palmas son los que están lanzándonos los hijos de Ruiz Mateos. Podríamos llamarlos Rumasa: the next generation , porque consisten en enseñarnos cómo los hijos del magnate sacan a flote las marcas más dispares a base de trabajo y esfuerzo. El atractivo de estos anuncios reside en que son los propios chicos los que los protagonizan. Confieso que siento debilidad por su estilo publicitario: es siempre de un directo y de un elemental que desarma cualquier reparo. Y nadie negará que esa puesta en escena de la utopía de la felicidad empresarial resulta más inocua que las matanzas masivas de ancianas. A todo esto, el calvo de la lotería ha vuelto a las calles nevadas. Es que, claro, ya es Navidad.

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