El error está en la pareja

Un señor como Martin Brest, en cuyo currículo hay cine irregular con chispas de brillantez (recuérdese Huida a medianoche , su mejor película), debería rechazar tentaciones coyunturales como aceptar a una pareja de moda (Jennifer López-Ben Affleck) para protagonizar un guión propio que, con otros actores, incluso desconocidos, alcanzaría mejores alturas aunque cediera atractivo para la taquilla. Aún así, pese a esa apuesta, Una relación peligrosa , se dio el gran tortazo porque el público ni es bobo, ni está por tirar los cuartos. Ídem en la cartelera española. Partamos de que Affleck no tiene la pinta de un chorizo de tres al cuarto, ni López sirve de referencia como lesbiana... A priori el guión, que toca una empachante variedad de géneros, va en dirección contraria a su resultado en imágenes. Asistimos a un mosaico de perdedores, cuyas vidas se entrecruzan en situaciones con mucho de inverosímiles. Que el fulano a secuestrar por Affleck sea un discapacitado, y que los tres acaben en una especie de triángulo más próximo al modelo friki que otra cosa, tiene su coña. Pero resulta imposible creerse a la pareja porque de alguna manera el espectador traslada su imagen hasta la vida real, y ahí ambos saltan por los aires. Rascando en superficie tan agreste, se pueden rastrear trazos de humor negro, ganas de trasgredir el leguaje de géneros, un discurso en clave moderna. La película ya está en las listas de lo peor del 2003, quizá no tanto, pero es un chasco, sin duda. UNA RELACIÓN PELIGROSA: EE.UU. Director: Martin Brest. Intérpretes: B. Affleck y J. López.