Una mujer indomable

«La carrera como actriz de Katharine Hepburn es la mejor del siglo XX, o incluso de todos los tiempos». Así de entusiasta se manifiesta A. Scott Berg en Recordando a Kate , una biografía íntima fruto de sus conversaciones con la que fue su amiga durante dos decenios y que murió en junio a los 96 años. Pero la Hepburn fue mucho más que una magistral intérprete como atestiguan sus cuatro óscares, su dilatadísima carrera que se prolongó a lo largo de seis décadas y que fuera de las pocas estrellas del cine que arriesgaban su reputación en el teatro. También tuvo numerosos fracasos y llegó a ser calificada de «veneno para la taquilla», pero siempre supo sobreponerse porque era ambiciosa y una gran trabajadora. Aquel carromato de huesos de belleza difícil y angulosa supo conquistar a los espectadores como pocos lo han hecho. «Kate tiene poca carne, pero es de mucha calidad», dijo Tracy. Pero Kate fue al mismo tiempo un ser humano independiente y libre, autosuficiente y coherente en un mundo de hombres en el que siempre se negó a representar el papel que se otorgaba a la «mujer». Según el autor vivió una vida fascinante y única, sometida tan sólo a sus propias reglas. Su importancia trascendió con mucho las pantallas, ya que se convirtió en un «modelo a seguir para al menos tres generaciones de mujeres·. Scott Berg relata que una vez convertida en estrella «se sentía atraída hacia un número cada vez mayor de hombres, en particular directores». Tuvo una relación intensa con George Stevens y otra con John Ford. RECORDANDO A KATE. Lumen. 396 págs. 21.50 euros. ( ).