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La «autoironía» de Vila-Matas

El escritor catalán Enrique Vila-Matas vivió como un bohemio en su juventud

Publicado por
Luis Pousa
León

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Vuelve a las librerías el escritor Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948) con la narración París no se acaba nunca , su reaparición tras el rotundo éxito cosechado el año pasado con su formidable El mal de Montano (por el que obtuvo los premios Herralde y Nacional de la Crítica). Es Vila-Matas uno de los autores más originales de las actuales letras españolas (tal vez el más original) y lo demuestra de nuevo con este volumen en el que se mezclan sin tapujos géneros tan variados como las memorias, la narración oral, la novela o el ensayo. Este cóctel es la marca de la casa de un escritor que, con el paso del tiempo, se ha convertido en una de las firmas talismán de Anagrama, donde ha publicado prácticamente toda su obra. En París no se acaba nunca no alcanza Vila-Matas las alturas a las que llegó en piezas maestras como Bartleby y compañía o Historia abreviada de la literatura portátil , pero sin duda vuelve a asestar un golpe de frescura al actual panorama de la narrativa española, saturada de novelones al estilo decimonónico, concentrada en sus Alatristes y otras endogamias y, en suma, algo escasa de la literatura que cultiva Vila-Matas, abierta a la modernidad y a las influencias de otras latitudes. Si Ramón Gómez de la Serna bautizó sus memorias como A utomoribundia , esta original autobiografía de Vila-Matas en sus tiempos juveniles en París bien se podría titular Autoironía. La autoironía de Vila-Matas se extiende, con sutil humor, a los mitos del joven que en los 70 buscaba en Francia las aventuras retratadas por Hemingway en París era una fiesta. PARÍS NO SE ACABA NUNCA. Enrique Vila-Matas. Anagrama. 233 páginas. 13 euros. Calificación:

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