Delirium tremens

Dinero sucio es una coproducción yanqui-búlgara o algo así, con actores norteamericanos y equipo técnico del Este. Para completar tan insólito mejunje, dirige el desconocido Predrag Antonijevic. A falta de referencias, seguro que a algún curioso se le ocurre verla, pero pobre del que pique el anzuelo... y lo digo después de sufrir hora y media. Aquellos que se imaginen una película original o algo que se salga de lo trillado, se toparán con una ración de tópicos llevados hasta el esperpento. Sólo hay que echar una ojeada a los personajes, de lo más fascinante: un ladrón en vías de reinser-ción, sus desastrosos compinches, un poli pirado y corrupto, la niña redicha hija del protagonista, y así un largo etcétera. Con semejante plantel, el guión es de escándalo desde los primeros cinco minutos. Y como suele suceder en estos casos, lo que empieza mal, continúa peor. Pero, al menos, después de una hora de martirio comenzamos a entender la razón de tanto despropósito. Suena la banda sonora de Pulp fiction y a los sufridos espectadores se nos enciende la luz: ¡el tal Antonijevic se cree Tarantino! Pero todavía queda otro misterio por resolver. ¿Qué pintan estos actores en un bodrio de este calibre? En otros tiempos, un reparto como el que presenta Dinero sucio habría supuesto un pastón considerable para el productor y un buen pellizco en taquilla. Hoy, por caprichos de la fama, casi hay que buscarlos en el desguace: Val Kilmer hace años que no da palo al agua y a Christian Slater, naufragado en la marea de la Generación X, se lo había tragado la tierra. DINERO SUCIO. EE.UU. 2001. Director: Pedrag Antonijevic. Intérpretes: Val Kilmer, Christian Slater. 95 minutos.