Una pesadilla de abuela

?as películas con ancianitas encantadoras que devienen en ángeles exterminadores han dado buenos momentos al cine clásico. Dúplex es deudora de Arsénico por compasión, El cuarteto de la muerte o La semilla del diablo , pero se queda a distancias siderales de cualquiera de ellas, en la superficie de las tesis sobre el poder destructor de lo supuestamente inofensivo. Ben Stiller y Drew Barrymore, escritor de segunda y diseñadora de tercera, compran una ostentosa casa victoriana en Brooklyn, que incluye roble del XIX, chimenea con encanto y una inquilina centenaria en el piso de arriba, que se va a convertir en una pesadilla. Al principio Danny DeVito juguetea con las referencias cinéfilas, también con guiños a El juego de las audiencias, La guerra de los Rose o Tira a mamá del tren, sus primeras y corrosivas películas como director. Incluso se permite alguna broma sobre el clan Barrymore, incluyendo referencias a Muñecos infernales , donde Lionel se travestía de malvada viejecita. Pero, a medida que avanza la función, la película pierde los rasgos clásicos de la comedia negra más distinguida para circular por un guión de trazo cada vez más grueso. Otra vez la sombra de los temilles Farrelly, con su prolongación visible en los contrahechos adminículos de Ben Stiller, se va apoderando de todo. El gag del boca a boca practicado a la ancianita preludia un desenlace caprichoso y desmañado. Menos mal que los excelentes recursos gestuales de la desconocida viejecita y la dirección artística tienen el sabor de la vieja guardarropía. DÚPLEX. EE.UU. Director: Danny DeVito. Intérpretes: Drew Barrymore, Ben Stiller. Eileen Essell. 88 minutos.