Una película que da en el clavo

En los últimos veinte años, Gerardo Herrero se ha hecho un nombre dentro del cine español gracias a su importantísima labor como productor y, en menor medida, a los trabajos realizados tras la cámara. Malena es un nombre de tango o Territorio comanche son perfectos ejemplos de su impersonal e irregular trayectoria: productos ambiciosos en cuanto a planteamiento y perspectivas comerciales, que fracasaron por la falta de imaginación y solvencia de su director. Sin embargo, en razón de meses se nos ha aparecido otro Herrero, maduro y honesto, pero no menos prolífico. Tras el digno resultado de El misterio Galíndez , ahora nos sorprende con una película que hace de la sencillez virtud. El punto de partida es un guión de diseño férreo y preciso, debido a la novelista Belén Gopegui, que se centra en las relaciones personales y profesionales de dos parejas muy distintas. Con este material, Marta Belaustegui y Blanca Oteyza construyen dos extraordinarios retratos femeninos en un cuento sin moralina que emociona por lo cercano e invita a la reflexión, no sólo sobre la dificultad de combinar familia y trabajo, sino sobre las cuestiones que cada uno sitúa como prioridad: el reconocimiento o la vida privada, el éxito o la ética. Como fondo, se dibuja con valentía un mercado laboral feroz, en el que «optimizar» significa explotación y «recursos humanos», trabajo precario. Una historia, pues, sin aspavientos, que enseña sólo lo realmente significativo. A la vista del resultado, parece que Herrero puede decir por fin ¡eureka!. EL PRINCIPIO DE ARQUÍMEDES: España, 2004. Dir: Gerardo Herrero. Int: Marta Belaustqgui, Blanca Oteyza.