Diario de León

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El perro digital

El actor Matthew Lillard junto al cartel promocional de su personaje Shaggy Rogers

El actor Matthew Lillard junto al cartel promocional de su personaje Shaggy Rogers

Publicado por
Miguel A. Fernández
León

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El cine para niños necesita definirse. Por un lado algunos guionistas trabajan sobre la idea de que un chaval es poco menos que un idiota, de ahí la simpleza de sus guiones. Por otro, hay una permanente mirada hacia atrás que oculta una seria crisis de creatividad, volviendo sobre viejos éxitos de hace años, creyendo que basta con darles un toque siglo XXI para que cuelen como novísimos. Scooby Doo 2: Desatado, evidencia ambas tendencias y deja su limitado encanto en manos del departamento de efectos especiales que, para no variar, ejecuta un puñado de virguerías visuales cuyo costo daría para media docena de películas indie. Con diferencia, lo mejor de este filme industrial son sus efectos visuales y su diseño de producción. Pero eso no basta para una trama cuya simpleza hasta el niño más obtuso, encontraría una chorrada. En 2002, presentaron la primera entrega, que les funcionó bien en taquilla (de eso se trataba), y era normal la llegada de una segunda con los mismos personajes y el chucho ahora mejor resuelto porque la técnica digital avanza que es un primor. Otro elemento a destacar, es el vistoso y complejo decorado de la Old Tyme Mining Towe, las atracciones de la ficticia Old Man Wickles que provocará la secuencia clave de la trama. También un notable para el vestuario, pero todo eso es insuficiente para demostrar que Scooby-Doo 2: Desatado, supera a la serie de animación, hija de su tiempo y como tal ahí la debieran dejar. Scooby-Doo, Shaggy, Fred, Daphne y Velma, estaban bien entonces. SCOOBY DOO 2: DESATADO. Director: Raja Gosnell. Intérpretes: Fredie Prince, Sarha Michelle, Mathew Lillard.

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