Un ejemplo y un tesoro

Editado por el Instituto Leonés de Cultura, el libro Arquitectura tradicional de Omaña y Valle de Samario es una pequeña joya en la que su autor, el etnógrafo Joaquín Alonso, ha empleado años, esfuerzos, viajes, desvelos y muchas energías en la compilación, estudio, descripción y catalogación de las principales señas de identidad de una arquitectura sorprendente: la de las comarcas noroccidentales de Omaña y Valdesamario: piedra, losa, centeno, teja y barro entre prados, murias y robledales. Joaquín Alonso ha visitado las casonas, hidalgas y labradoras de la noble Omaña y se ha asomado a sus corredores, entrando en las cocinas, cucinas ; traspasando sus portones y portalinas , fotografiando sus llares , observando sus tenadas , hablando con sus paisanos y reproduciendo los motivos decorativos de sus dinteles, balcones y balaustradas. Además, ha registrado con rigor y precisión ejemplares que ya nunca podremos volver a ver: víctimas de la falta de sensibilidad y el olvido se han venido abajo, sobre todo, muchas casas de techo o teitu , o sea, techadas de paja de centeno, cuelmu ; algunas de ellas de una antigüedad, belleza y valor increíbles, de hasta dos pisos, tipologías prácticamente desconocidas en otras regiones. ¿Cómo se puede entender entonces que Alonso haya tenido tantos problemas a la hora de editar el libro? ¿A qué están jugando las instituciones leonesas con nuestro patrimonio? Lo primero debía ser conocerlo con la mayor profundidad posible, apoyando su investigación y divulgación. Lo segundo, protegerlo, darlo a conocer, ponerlo en valor. Ambos esfuerzos están siendo insuficientes. Las comparaciones son odiosas, pero no me resisto a ofrecer una: en Navarra existen menos de veinte hórreos. No se parecen a los nuestros, son todos de piedra, con aspecto pirenaico y medieval... Y cuentan con un enorme libro editado a todo color, con el mayor de los lujos, por la Fundación Príncipe de Viana. No es tanto cuestión de dinero: es más bien de pensar a largo plazo. Ni rastro hay de esto en León, nada de obras exhaustivas sobre nuestros casi 400 hórreos y miles de ejemplos de casas de losa y cuelmo, casas montañesas y riberanas. Y gracias que tenemos gente como Joaquín Alonso, preocupadas en cuerpo y alma por nuestro patrimonio, muchas veces de forma completamente desinteresada. Quizá, cuando las instituciones se decidan a proteger de veras el patrimonio cultural leonés, entonces ya no quede nada que proteger. Al ritmo que vamos es lo más probable.