La apoteosis de las flores

Flores rebosantes de belleza, flores llenas color, flores que danzan ingrávidas en el espacio, flores que agonizan, flores muertas que dejan tras de sí una larga estela de melancolía. Las flores en todas sus circunstancias son el tema único de la exposición que presenta Julia González Liébana en el Casa de las Carnicerías, de Caja España. Lo primero que quiere dejar claro Julia es que ha pretendido demostrar «que la fotografía analógica y la digital pueden convivir perfectamente. He intentado conjugar -dice- los dos tipos de fotografía y buscar en ellos una armonía, demostrando que no deben existir enfrentamientos en ambas técnicas». No presenta Julia González sus flores en su entorno natural, no recrea con ellas bodegones al uso, las retrata como si de personajes humanos se tratara, intentando buscar en ellas toda su carga emotiva, reflejando delicadamente el paso de los elementos vegetales por la vida. En unas ocasiones deja entrever su movimiento en el espacio, creando auténticos pasos de danza. En otros casos se enfrenta a las flores buscando crear belleza al trabajar sobre los colores y las formas con las luces y las sombras, de una manera que pictóricamente pudiéramos llamar abstracción. Lo primero que queda claro después de una atenta visión de sus fotografías, es la prolija laboriosidad con que se ha dedicado a ellas. «Tengo suerte de que las flores no se quejan, no se cansan de posar, puedo estar horas y horas trabajando con ellas y nunca se les escapa un suspiro de cansancio. También hay en las fotografías de Julia y guiño a lo accesorio, a las vasijas que a veces contienen sus flores y que son en muchos casos un elemento más en la composición. Y con flores y elementos juega a la distorsión, al movimiento, de forma que algunas de sus placas parecen flotar o deshacerse en el aire. Julia González nos ofrece, finalmente, un ejercicio de búsqueda, de investigación, a través de la impresión digital sobre papeles especiales.