Un debut prescindible

Justo al inicio de la película, con ese documental en blanco y negro sobre la pesca del atún, parece que lo que nos disponemos a ver sea algo así como La terra trema , el conmovedor filme de Visconti sobre las miserias de los pescadores sicilianos. Pero no. Al timón de este viaje a la costa gaditana se encuentra el debutante Pablo Carbonell, showman televisivo, cantante y actor ocasional ( Obra maestra ), cuyo limitado talento para la realización, al menos por ahora, lo sitúa a años luz del maestro italiano. Aquí hay un parado que necesita dinero, o por lo menos un atún, para celebrar como es debido una ceremonia familiar. La cosa es que el hombre pueda casarse con su compañera de toda la vida y madre de su único hijo. Las peripecias sobre la captura del pescado y la descripción de los personajes del pueblo son el precario armazón sobre el que se sostiene una comedia que padece graves arritmias: la idea de partida no es desdeñable, pero a medida que avanza va perdiendo vigor hasta que el espectador acaba pidiendo la hora. El descompensado conjunto resulta una colección de tópicos y situaciones mal resueltas que pretenden, bajo la coartada de un humor políticamente incorrecto, pero muy lejos de la corrosión que se le supondría a Carbonell, denunciar problemas como la inmigración, el paro o el tráfico de drogas mediante el recurso de la sátira. Entre los actores, María Barranco se limita a repetir el mismo registro que la ha hecho célebre, Pedro Reyes resulta una revelación y Carbonell convence; Antonio Dechent parece totalmente desaprovechado. ATÚN Y CHOCOLATE: España. Dir: Pablo Carbonell. Int: María Barranco, Pedro Reyes, Antonio Dechent. 100 min.