| Crítica | Cine |
El mundo según Bush
La cinematografía alemana, que en tiempos remotos lideró la producción europea, además de impulsar la creatividad a través de autores de gran valía, se ha rendido definitivamente a Hollywood. De hecho, Alemania es hoy el país del continente donde se ve más cine norteamericano y menos del propio país. Por eso algunos de sus principales artesanos han decidido instalarse allí y contribuir a seguir fabricando esas películas que son del agrado mayoritario de sus compatriotas. Igual que Wolfgang Petersen, Roland Emmerich se encuentra asentado en una industria que le permite parir de vez en cuanto blockbusters de esos que arrasan . Especializado en mastodónticas atracciones visuales de feria ( Independence day ), Emmerich se despacha ahora con la broma de El día de mañana , cuyo arranque podría inducir a engaños. ¿Es posible una película norteamericana de gran presupuesto que se permita comenzar criticando a su Gobierno por su política medioambiental? Puro espejismo. La Tierra tendrá que vivir una nueva edad de hielo sólo para que los buenos políticos, arrepentidos de pasados excesos, y en sus mismos puestos, puedan rectificar. Lo que se impone a lo largo de este simplista e indigesto batiburrillo de pseudo-ciencia es la visión esquemática y peligrosa que los estadounidenses tienen del mundo. Un ejemplo: cuando tienen que refugiarse en el cálido sur porque corren el peligro de morir congelados, los insolidarios mexicanos cierran las fronteras; sólo para abrírselas cuando el gobierno ¡perdona la deuda externa a Latinoamérica! No nos tomen el pelo... EL DÍA DE MAÑANA: EE.UU., 2004. Dir: Roland Emmerich. Int: Dennis Quaid, Ian Holm. 124 minutos.