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Un encuentro con Lucifer
Desde que el escritor madrileño Eloy Tizón publicara en 1992 su primer libro de relatos, Velocidad de los jardines , la crítica no ha dejado de elogiarle, incluso se dijo que se trataba de «un talento infrecuente». Ahora, publica su cuarto volumen, La voz cantante , convencido de que ha encontrado su voz, «más limpia y desprendida». «Me han llamado malabarista del lenguaje y no me identifico con ello. Antes pensaba que escribir era acumular y ahora creo que se trata de ir desprendiéndose, de quedarse con lo fundamental. Tener un lenguaje más depurado, más directo, con los adjetivos justos», explicó Tizón (Madrid, 1964) durante la presentación de La voz cantante , editado por Anagrama. Tizón dice que con este libro ha emprendido «el verdadero viaje literario», que antes «estaba haciendo las maletas», y que ha descubierto «la eficacia del susurro», y argumenta que la aparición que hace el demonio como personaje en su novela se sostiene porque, sobre todo, no cree «que se puede hacer literatura sin adversidad, sin el mal, que en definitiva es una forma de hablar del bien. Sin adversidad no hay vida», declaró. «El diablo en La voz cantante -dice Tizón- es el resumen de la adversidad, el vértigo, la soledad, el dolor, la muerte. En el paraíso no existe literatura. La felicidad es muda. El dolor necesita apoyarse en algo. Adán y Eva se hacen interesantes cuando fueron expulsados del jardín del Edén», subraya el autor. En La voz cantante , el escritor narra como un martes al mediodía, en un vagón del metro, el profesor Gabriel Endel ve al diablo, a Lucifer en persona. Un encuentro que abrirá la puerta de la evocación y el recuerdo del protagonista, quien, a través de las diferentes máscaras y disfraces que toma el diablo, va retrocediendo hacia todos los personajes que han pasado por su vida. Eloy Tizón dice que no se siente parte de ningún grupo o generación literaria, pero que sí está «muy cerca» de escritores como Luis Magriñá, Carlos Castán, Luisa Castro, Pablo D'Ors o Belén Copegui. El escritor, que de una u otra forma utiliza la poesía en todas sus narraciones, defiende para sus textos el binomio formado por el dramatismo y el humor, la alegría y la tristeza. «Lo agridulce en una misma frase. La vida no es uniforme hay una mezcla de cosas y así lo quiero reflejar», dice. Por su parte, el editor Jorge Herralde acaba de volver a publicar en Anagrama el libro de relatos de Tizón, Velocidad de los jardines , «porque ya no se encontraba en las librerías y para que lo puedan leer las nuevas generaciones», dijo.