Reportajes «rosinegros»

La otra tarde, Gente , el magacín rosinegro de TVE-1, nos sirvió una información singular: Ana Obregón había posado para una revista en exclusivo reportaje veraniego. Vimos, en efecto, las imágenes: Ana en bikini, Ana en pose de sirenita de Copenhague, Ana de torso arqueado, Ana romántica paseante playera, Ana mirando al mar (como la otra), Ana de día y Ana de noche, Ana de alpargata y Ana de lentejuela, como una versión semoviente de la muñeca 'barby', para que los siete de la tele sueñen turbias historias de amor envueltas en papel couché. Bien: ni me he tomado ni me tomaré la molestia de consultar una hemeroteca para verificarlo, pero la memoria, aun contaminada por las huellas del sueño, basta para recordar que este tipo de reportajes «exclusivos» de Ana-de-Estío saltan a la palestra todos los veranos; si no es todos los años, es verano sí y verano no. Y con la misma regularidad, TVE-1, desde hace años, nos cuenta lo mismo: ese «reportaje sorpresa» de Ana Obregón luciendo en alguna revista su palmito playero. ¿Dónde está la noticia? No hay tal. O mejor dicho: la noticia es ella, va con ella, cabalga sobre ella, impresa en algún punto de la anatomía pública de la venteada dama. Invito a los estudiosos de la anatomía humana a que se provean de estampas de la Obregón durante los últimos dos lustros; las estampas, por ejemplo, del consuetudinario «reportaje sorpresa» estival. Bien fatigada; ciertamente hermosa, pero de añeja orogenia, como los montes de Toledo, un suponer. Y bien, ya ha conseguido Ana lo que pretendía: que hablemos de ella incluso cuando no hace nada. Que le aproveche, pues. A ella, y a los siete que la acompañan.