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Épica versión «light»
Imagen de los personajes de la película
En el siglo VIII, los misterios del Lejano Oriente permanecían ocultos para los europeos, acorralados por las dos potencias del momento: Bizancio y el Islam. Pero había un pequeño hilo que unía Occidente con las lejanas tierras de China y la India: la Ruta de la Seda. Por ella transitaban las caravanas de los mercaderes con sus preciados cargamentos de seda y especias, atravesando miles de kilómetros de desiertos y estepas, y desafiando toda clase de peligros. Éste es el escenario de Guerreros del Cielo y de la Tierra , una ambiciosa coproducción que representó a China en los Oscar del año pasado. La dirige He Ping, conocido por la premiada Pólvora roja, pólvora verde , y cuenta con un reparto internacional, todo a la medida de una gran superproducción. Se nota que no han reparado en gastos en lo que respecta a factura, con una clara intención de vender la película en el mercado exterior, de ahí la participación de la major americana Columbia. Sin embargo, este despliegue y mejunje de intereses resta personalidad a Guerreros.. . Poco hay aquí del refinamiento en la puesta en escena a que nos tienen acostumbradas otras películas históricas chinas. Las comparaciones son odiosas, sobre todo si se tiene en mente la soberbia El emperador y el asesino, de Chen Kaige. A diferencia de ésta última, el endeble guión ofrece momentos épicos sólo a ratos, alternando escenas vistosas con otras que aburrirían a los propios camellos. Afortunadamente, en esos instantes entra en acción la banda sonora, tal vez lo más destacable del conjunto. Se debe al compositor de Lagaan -el primer gran éxito mundial del Bollywood hindú- , aunque su ímpetu sinfónico no acaba de levantar el tono.