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El actor protagonista de la película, Vin Diesel

Publicado por
Miguel Anxo Fernández
León

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Con millones de dólares a punta pala para decorados, pero sobre todo para efectos especiales del tipo escatológico-futurista, suele ocurrir que los personajes acaben triturados. Añadamos una fotografía ad hoc (ya sería el colmo una cámara realista...), una banda sonora apta para una apoteósis tuning, y un protagonista de músculos sudorosos, y ojos albinos, el pastel está servido en nombre de una ciencia-ficción cada vez más agobiada. Las crónicas de Riddick es un producto diseñado al milímetro con la intención (fallida) de hacerse con una saga cuyo eje central sería el delincuente Riddick, al que ya vimos en la simpática y más lograda Pitch Black cuya modestia validaba sus intenciones. Aunque en cuanto a producción, la película da el pego con secuencias apreciables, el guión confirma que ya está casi todo filmado sobre planetas lejanos, futuros nada aconsejables, tipos iluminados y artilugios varios. Desde el superhéroe ambiguo, asesino sin escrúpulos pero con una pizca de sentimientos (hacia la chica, naturalmente), al malvado grotesco, pura caricatura. Lo que en el cómic quizá no admitiría reproche, en la pantalla se evidencia como una porquería interplanetaria (y nunca más a cuento). Este Vin Diesel, de cráneo rasurado, altura óptima y musculatura macerada, es por sus obras, un tipo de fiar aunque claudicante en aspiraciones artísticas. Dicen que habrá una secuela, pues apañados van si el protagonismo es para los efectos especiales y el diseño de producción. LAS CRÓNICAS DE RIDDICK, EE.UU., 2004. Dir: David Twohy. Int: Vin Diesel, Judy Dench. Dur: 115 min.

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