| Crítica | Libros |
Una mujer poderosa
Yo creo que las Memorias de Madeleine Albright , ex embajadora de Estados Unidos ante la ONU y ex secretaria de estado del gobierno de Bill Clinton en su segunda fase, son, probablemente, uno de los cien libros más importantes publicados en Occidente en este año. Sus páginas narran una de las historias más ejemplares de que guardo memoria reciente. En este libro, publicado por Planeta y traducido por Carmen Aguilar bastante torpemente pero con suficiente fidelidad, de modo que se entiende lo que dice, pero sin mucho agrado por cómo lo dice, Madeleine Albright, ex Madlenka Korbel, nos cuenta su niñez checoslovaca y su trasplante, en cuerpo entero, pero en alma sólo a medias, a Estados Unidos, donde, completamente injertada desde muy temprano en las maneras y cosmovisión de su nueva patria, entró en la política de Estados Unidos y llegó al cargo político más alto a que podía aspirar allí una mujer, excepto, naturalmente, el de vicepresidenta o presidenta, que todavía no ha alcanzado ninguna. Madeleine Albright (el apellido es el de su primero y único marido, de altoburguesa familia de EE.UU.) escribe muy bien, y con mucha gracia y amenidad, y notable sentido del humor; pese a que confiesa haber sido ayudada por el conocido periodista norteamericano Bill Woodward. Aunque salta a la vista que calla tanto como dice (quizás deje mucha información para una futura versión de este libro), sus seiscientas siete páginas son una auténtica delicia, y no hace falta ser un forofo de la política internacional y estadounidense para sacarles duradero regusto. Lo recomiendo de verdadero corazón, y apuesto a que la mayor parte de los lectores saldrán de su lectura profundamente enamorados de Madeleine Albright.