Delicias de otro tiempo

En los años que vivimos y con el cine que llega a nuestras pantallas, adaptar una novela de Somerset Maugham tiene un cierto encanto demodé. No quiero decir con eso que Conociendo a Julia sea una película anticuada o de un academicismo acartonado, sino todo lo contrario: resulta sorprendente la frescura que, el a veces un tanto plomizo István Szabó ha sabido imprimir a esta historia sin alterar lo más mínimo una ironía, sutileza y elegancia que nos devuelven a los años 30. Clásico siempre en la forma y en el contenido, Szabó ha podido unir aquí su predilección por las brillantes reconstrucciones de época - Coronel Redl , Mephisto - y su interés por el mundo de la escena ya se había acercado a los entresijos de la ópera en Cita con Venus . Pero, ante todo, la película es un regalo para Annette Bening que, en el papel de esta diva del teatro inglés, ofrece un recital delicioso y con toda probabilidad, oscarizable. Los mil y un rostros de esta mujer que trata de reencontrarse en plena madurez nos acercan con gran sensibilidad a la fascinante, frágil y, por momentos, casi esquizofrénica vida de los grandes actores. Por si fuera poco, la acompañan excelentes secundarios: Jeremy Irons como marido y representante; Juliet Stevenson, como su asistenta personal, o Michael Gambon dando vida y presencia a la memoria de su maestro muerto. Además, este homenaje al teatro, en particular a los habitantes de ese otro mundo que es el West End, traerá el recuerdo de algunas obras maestras como Damas del teatro o la siempre irresistible Eva al desnudo, testimonios de la atracción del cine por su venerable antecesor. Por cierto, creo que el divertidísimo final habría hecho disfrutar a la misma Margo Channing. CONOCIENDO A JULIA: dir: István Szabó. Int: Annette Bening, Jeremy Irons, Bruce Greenwood. 104 minutos.