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Billy Wilder estuvo aquí
Desde Shrek , ninguna película de animación ofrecía tanto talento como Los Increíbles . Plásticamente, la nueva película de la productora Pixar es una maravilla retro que explota la nostalgia visual de los espectadores veteranos, con un catálogo de referencias apabullante. El laberinto de cubículos administrativos donde Mr. Increíble, el colosal protagonista, deja crecer su barriga a golpe de póliza, es el de Playtime . Jacques Tati está permanentemente presente en los atascos de la gran ciudad y en el minúsculo coche que lleva al enorme superhéroe a su casita con jardín. La isla del supervillano, copiado de Philip Seymour Hoffman, es un cruce afortunado de Neverland y la guarida de Spectra. El gigantesco robot y la nave que lo deposita en el corazón de la ciudad evocan a Ultimátum a la tierra . Toda la parafernalia de superpoderes de la familia protagonista son un revuelto de los personajes de la Marvel, pero especialmente de Los Cuatro Fantásticos. El padre es un forzudo sin las escamas de la Cosa, el niño un Mercurio que corre sobre las aguas, la Chica Invisible lo es por lógica: anoréxica y tímida y El Hombre de Goma es ahora la mamá. Todos los personajes son un prodigio de diseño, pero no hay ninguno que sugiera más que el de Elastigirl , serpenteando por debajo de las piernas de Mr. Increíble o desaprobando el tamaño de su trasero reflejado en el espejo del cuartel general de los malos. Además, la película es una bonita parábola sobre las expectativas defraudadas y la muerte de las ilusiones. Si Tex Avery era un Disney que leía a Kafka, John Lasseter y Brad Bird reviven con sus dibujos a Lubitsch y a Billy Wilder. De hecho, Jack Lemmon también está aquí con su collarín de En bandeja de plata . LOS INCREÍBLES: EE.UU., 2004. Productor: John Lasseter. Dir: Brad Bird. Animación en 3D. 116 minutos.