Una tomadura de pelo

Pocholo y Borjamari son los dos nombres pijos por excelencia, al menos desde que los canonizaron Martes y 13 con aquellas rumbas pijas en las que cantaban cómo estos niños ricos se iban a Baqueira «huyendo del estressss» y «con pegatinas de Snoopy en los esquíssss». Pero entre el dúo cómico y esta pareja encefalograma plano hay un abismo, así como de la gracia a la desgracia. Que conste que yo iba prevenida, claro, porque una peli producida e interpretada por Santiago Segura no pilla a nadie por sorpresa. Él ya tiene acuñada su propia receta para conseguir taquillas millonarias: humor primario, más bien escatológico, guiños al personal y cameos múltiples. Aquí hay de todo eso, pero las risas brillan por su ausencia. Si al menos se tratase de una sucesión de sketches y gags -yo no pedía nada más- donde poder reconocer algunos lugares comunes del pijo de ayer y hoy? pero no, este desparrame mental sin trama ni objetivo es soso y aburrido. Evidentemente, el problema no estaba en el material de base, porque la vida y costumbres del homo pijus dan para varios estudios sociológicos y una buena ración de sarcasmo. Al final de los 95 minutos, Pocholo y Borjamari se pasan 30 con su insufrible risita y otros 30 de visita en el parque Warner -otra tomadura de pelo al espectador-, mientras que en el resto del metraje convive un desaprovechado Guillermo Toledo con el hallazgo de la película: Pilar Castro, una niña tipo Igartiburu que llora con Álex Ubago. Sólo merece la pena la parodia de Mecano. Por cierto, ¿por qué se meten tanto con ellos cuando todavía no nos hemos librado de los Hombres G? Ésos sí que tienen delito, cantando Sufre, mamón a estas alturas? EL ASOMBROSO MUNDO DE BORJAMARI Y POCHOLO. España. 2004. Director: Juan Cavestany y Enrique López Lavigne. Intérpretes: Santiago Segura, Javier Gutiérrez, Pilar Castro, Guillermo Toledo. Comedia .