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Imagen de una de las estaciones de metro que ya no se utilizan

Publicado por
Alejandra Villasmil
León

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Conocida como la arqueóloga de urbes, Julia Solís ha dedicado su vida a explorar y documentar edificios deshabitados e infraestructuras subterráneas de grandes ciudades, lugares misteriosos que ahora desvela en un libro. New York Underground: The Anatomy of a City , publicado este mes, es un compendio de fascinantes imágenes de alcantarillados, túneles abandonados, sótanos de edificios y hasta bodegas de vino erigidas de forma secreta durante la prohibición. Durante años, Solís ha colocado en su página en Internet las crónicas ilustradas del enorme laberinto subterráneo de Nueva York, así como escritos y registros visuales de hospitales psiquiátricos desmoronados y ruinas que yacen bajo la superficie urbana. Mientras la mayoría de los mortales que visitan la Gran Manzana pasea su mirada desde el nivel de la calle hasta la cúspide de los rascacielos, Solís se ha aventurado a explorar la anatomía básica de la ciudad, como una suerte de espeleóloga metropolitana. En su libro desvela la existencia de caimanes en las cloacas y acueductos de Nueva York, murales de artistas del grafiti expuestos en estaciones de metro que ya no están en uso y hasta el cadáver de un animal en un pasadizo bajo tierra. Con su lente, Solís descubre la belleza del deterioro industrial y arquitectónico, la iluminación dramática de los túneles corroídos y cundidos de moho, y los laberintos decrépitos construidos bajo el populoso barrio de Chinatown para el escape de las pandillas. Uno de los lugares favoritos de la autora es la estación de trenes Grand Central, al que considera el mayor de los misterios subterráneos de Nueva York, ya que las estimaciones de sus niveles de profundidad varían de los seis a los quince pisos. New York Underground: The Anatomy of a City, Julia Solís. Editorial Hardcover. Noviembre del 2004. 20 euros.