Océanos de aburrimiento

Las novelas y las películas históricas, otra vez de moda, suelen tender al academicismo y al acartonamiento. Es el caso de El puente de San Luis Rey , adaptación de una novela homónima de Thornton Wilder, origen de otras dos versiones anteriores que, como ésta, están condenadas al olvido. La obra novelística y teatral de Wilder es simiente de películas tan aparentemente dispares y solventes como Hello Dolly, Sinfonía de la vida o Mr. North , pero a todas las une la obsesión del autor por el designio y por el poder catalizador de algunos personajes para volver del revés el mundo de los demás. Temas que están presentes también en el título que nos ocupa, ambientado en el Perú colonial y que junta un puñado de historias de amores desgraciados y no correspondidos, en las que la actriz de motetes que interpreta Pilar López de Ayala es el reactante. El reparto resulta apabullante, plagado de estrellas que sin embargo, y seguramente por una adaptación plomiza, en casi ningún caso consiguen darle profundidad a sus personajes. Kathy Bates es la excepción, como la marquesa capaz de entrar en un cuadro de Velázquez para conquistar el cariño esquivo de su hija. En la otra balanza está Robert De Niro, arzobispo inquisitorial que condena a un increíble y franciscano Gabriel Byrne, por investigar cinco muertes al desplomarse el puente del título y poner a prueba las matemáticas de Dios. Como mucho, el gran Bobby se permite un par de chascarrillos sobre el oficio del actor. Como dice a los pocos minutos, premonitoriamente, el virrey del Perú despechado por la infidelidad de la actriz: «Nos rodean océanos de aburrimiento». , que se parecen al dolor». EL PUENTE DE SAN LUIS REY. Director: Mary McGuckian. Intérpretes: Harvey Keitel, Robert De Niro, Kathy Bates.