Cine adulto

Hoy, buscar calidad e inteligencia entre las producciones de Hollywood es tan frustrante que podemos recibir Closer como una especie de oasis en medio del desierto. Porque se trata de una película comercial ­-estrellas, promoción intensiva- pero está dedicada a un público que espera una historia que le haga reflexionar y no sólo una excusa para comer palomitas. No por casualidad su director, Mike Nichols, nos ha dejado títulos como El graduado . Otros compañeros de generación, no tan afortunados, se han quedado en la cuneta tras ser arrollados por los nuevos magnates que deciden qué y cuándo vamos a ir al cine. Closer significa más cerca y eso es lo que nos propone: una visión de las relaciones de pareja a través de una lente de aumento. De hecho, Nichols concentra su atención en los rostros de los actores de tal manera que no se nos oculta nada. Casi preferiríamos no saber tanto, no escuchar estas dolorosas confesiones y no asistir a las carnicerías en la intimidad de los amantes. Se puede llegar a la asfixia atrapados en esta vorágine de flechazos, desamor, infidelidad, sexo o culpabilidad, que por momentos revela su origen teatral sin que por ello deje de sentirse como un trozo de la dura realidad. Una trama tan férreamente centrada sobre cuatro personajes necesita contar con unos intérpretes por encima del sobresaliente. Resulta difícil escoger, pero tal vez lo más grato sea recuperar el brillo de Natalie Portman, tanto tiempo oculto bajo la máscara de la princesa Amidala, y comprobar que Clive Owen tiene una presencia que recuerda al joven Richard Burton. Simplemente imprescindible. «CLOSER». Dir: Mike Nichols. Int: Julia Roberts, Jude Law, Natalie Portman. Drama. 98 minutos.