A su bola

Aunque en España no es un personaje tan popular como en Estados Unidos, las aventuras de Bob Esponja tienen su público. Los que conozcan la serie -fans y detractores- coincidirán conmigo en que es un producto de animación que se sale de lo trillado, con un humor un tanto surrealista y disparatado. Ahora, como en muchas otras ocasiones, llega la versión en largometraje para rentabilizar su tirón entre un público de todas edades. Prueba de su éxito es que incluso una actriz en la cresta de la ola como Scarlett Johannson no se ha resistido a prestar su voz a uno de los personajes. El resultado es más de lo mismo pero, y eso se agradece, al menos en este caso no se tiene la molesta sensación de estar viendo un trabajo rutinario, en el que se ha estirado como el chicle una trama más apropiada para un capítulo de 30 minutos. La película cuenta además con el beneplácito de su creador y con el equipo habitual que realiza la serie. El estudio Nickelodeon ha sacado adelante una película modesta. Es obvio que Bob Esponja no está a la altura de algunos de los recientes triunfos de la animación americana -ni por su presupuesto ni por su voluntaria renuncia a los recursos técnicos más innovadores- pero es una película entretenida, que se deja ver con gusto y algunas risas. Entre los mejores momentos, el cameo autoparódico de David Hasselhoff como perpetuo vigilante de la playa y varias escenas en las que se explota la vena más absurda del carácter y gestualidad de este estrambótico trocito de esponja. Al menos no se trata de una ñoñería al estilo del difunto imperio Disney: sólo hay que ver los números musicales para advertir la diferencia. BOB ESPONJA. LA PELÍCULA. EE. UU. Director: Stephen Hillenburg. Animación. Duración: 87 minutos.