El editor que salió del armario

Hubo una vez un editor que escribió 11 novelas, las guardó en un armario y no se lo comunicó ni a su mujer ni a sus hijos. Esto, que podría ser el comienzo de una novela de misterio, o de terror, fue una tangible realidad. Mario Lacruz, el brillante editor ya fallecido que triunfó en los sellos Plaza y Janés y Argos Vergara durante los años sesenta y setenta, buscaba la complicidad de la noche para ir desmenuzando, cuartilla a cuartilla, historias de personajes solitarios, distantes, y, en cierto modo, atormentados. La familia sabía que había escrito tres novelas, pues las publicó en vida. Dos fueron premiadas: El inocente (premio Simenon, 1953) y La tarde (premio Ciudad de Barcelona, 1955). La tercera, El ayudante del verdugo (la más famosa y traducida), estuvo a punto de ganar el premio Planeta en 1970. Es más, el viejo Lara así se lo prometió a Lacruz, según confirmó el hijo del editor, Max Lacruz Bassols. «José Manuel Lara Hernández, el fundador de Planeta, le ofreció a mi padre ganar el premio Planeta de 1970, pero unos días antes del fallo decidió ojear el manuscrito. Muy mosqueado se dirigió a sus colaboradores y les dijo: ¡Pero cómo vamos a premiar una novela que retrata a un corrupto y ese corrupto soy yo!». El premio, al final, se lo concedieron a Marcos Aguinis, un escritor argentino del que no se ha vuelto a saber más. «El que no le concedieran el Planeta, ni tampoco el Nacional de Literatura por el veto de un voto, le hundieron en la tristeza», dijo Max. El exitoso editor no volvió publicar más libros suyos. Su mujer y sus hijos ni siquiera sabían que continuaba escribiendo. «Creíamos que de vez en cuando andaba con algún cuento, pero nunca sospechamos que nos íbamos a encontrar 11 novelas en un armario». Con la publicación de Intemperancia , Ediciones B continúa la recuperación de las obras de este insólito escritor.