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El Quijote y el cine
Sin pretender saturar al personal con tanto Quijote y tanta celebración cervantina, parece obligado en estas fechas y desde este rincón cinéfilo, acercarse brevemente a las diferentes adaptaciones que la obra maestra de la Literatura ha propiciado en la pantalla. En realidad, podemos decir que, como ocurre con casi toda genialidad literaria, es imposible encontrar una adaptación que pueda acercarse al original. Desde el cine mudo cabalgan Quijote y Sancho con desigual fortuna. Versiones rusas, francesas, italianas y, por supuesto, españolas se han sucedido a lo largo del tiempo. Por citar sólo algunos títulos imprescindibles, empezaríamos por la adaptación «oficial» de Rafael Gil y Cifesa, del año 1947, que resulta muy fiel al texto cervantino aunque algo teatral en su puesta en escena. Más fama tiene la adaptación soviética de 1957 de Kozintsev que, desgraciadamente, se encuentra descatalogada en cualquier formato. Como curiosidad: El Hombre de la Mancha (1972), adaptación no de la obra, sino de un musical que adaptaba la obra, y que Peter O¿Toole y Sofia Loren interpretaron con bastante eficacia. De nuevo en España, la célebre versión televisiva de Cela y la crepuscular El Caballero Don Quijote (2002), ambas de Gutiérrez Aragón, son obligatorias para todo aficionado. Para el final hemos dejado los acercamientos más personales, innovadores y, curiosamente, fracasados como el propio Quijote: la versión de Orson Welles de 1955, obra incompleta con Quijote y Sancho paseándose por la España de posguerra; y la inclasificable Lost in La Mancha (2002) de Terry Gilliam, no estrenada en León, y que iba a ser el «cómo se hizo» y terminó siendo el «cómo no se hizo» un personal proyecto de Gilliam, que acometió gigantes demasiado inaccesible