Víctima y verdugo

La convicción personal de haber contribuido a levantar y sostener la maquinaria stalinista llevó a la militante rusa Evgenia Ginzburg al esfuerzo de recordar y escribir El Vértigo , un testimonio estremecedor por el estupor que expresa en su doble sentimiento de víctima y verdugo que se publica por primera vez íntegro en español. Miembro del partido comunista y partidaria entusiasta de los principios de la Revolución soviética, Ginzburg fue expulsada del partido en 1937 y meses después condenada a diez años de trabajos forzados en el gulag. Se le desencadena entonces un sentimiento de culpa y vergüenza porque no supo prever el horror y empieza a registrar cada recuerdo. «Una de las grandes lecciones de este relato que combina la ternura y el horror, y lo que estremece a medida que se despliega, no es lo implacable de una lógica que seguimos hasta sus últimas consecuencias, sino lo contrario, la disposición de todos los individuos que caen en desgracia en manos de un sistema del cual es casi imposible prever el siguiente paso», dijo ayer el filósofo Xavier Antich. Antich, que al presentar el libro comentó «ese momento que hace temblar cuando Evgenia reconoce que no supo ver», afirmó que «lo que diferencia al gulag soviético frente a una lógica férrea de dominación total es precisamente la ausencia de lógica de un sistema delirante que se basa en la arbitrariedad política y para el cual el error se convierte en norma». «En 1937, cuando comenzó mi calvario, tenía poco más de 30 años; ahora he superado los 50». «Este infierno no va a purgar la culpa que siento por los 18 años que pasé allí», escribe esta superviviente de Josef Stalin, que murió en el año 1977 sin ver publicadas sus memorias en Rusia, ahora revisadas y editadas en castellano por Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores.