Odio, luego existo

Cuando los intelectuales europeos coreaban al unísono la maldad de Estados Unidos en Irak, el francés André Glucksmann se salió del círculo del pensamiento único con el libro, al menos provocador, Occidente contra Occidente. El filósofo francés abunda en la denuncia del declive moral de la política de la Europa continental en la sucesión de reflexiones que componen El discurso del odio. El extremismo de algunos de sus análisis impide a muchos reconocerle la virtud de destapar las contradicciones de buena parte de la clase dirigente de los tiempos que corren. Glucksmann se abraza en su ensayo a las tres últimas matanzas del terrorismo islámico (el 11-S, Beslan y el 11-M) para decretar que el odio existe, «tanto a la escala microscópica de los individuos como en el corazón de las colectividades gigantescas». El francés se revuelve contra aquellos que, emapalagados de una supuesta comprensión universal, trtan de buscar otros argumentos que no sean el odio a secas detrás de los criminales de Manhattan, Beslan o Madrid. Mientras que el 11-M sólo ha provocado en España una trifulca estúpida y paleta entre los políticos, el libro abre las ventanas y coloca el drama del conflicto en su lugar real: el odio entre los seres humanos. Ése que «juzga sin escuchar, condena a medida de su deseo. No respeta nada, cree enfrentarse a un complot universal.Acorazado en su resentimiento, zanja el asunto con una dentellada arbitraria y soberana. Odio, luego existo». El terrorista nihilista. EL DISCURSO DEL ODIO. André Glñucksmann. Editorial Tauros. 238 páginas. 19 euros.