Diario de León

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La materia de los sueños

Cada secuencia de la película guarda una sorpresa

Cada secuencia de la película guarda una sorpresa

Publicado por
Eduardo Galán
León

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Con La casa de cera hemos disfrutado de una de las mejores películas de terror de la última década. Comparte el mismo secreto que guardaban las anteriores versiones de Los crímenes del Museo de Cera : una atmósfera extraordinaria. El cineasta catalán, Collet-Serra, ha envuelto su ópera prima con un clima nervado que deriva en ejemplo modélico de cómo se puede burlar, con talento, los chatos códigos estéticos de la industria norteamericana actual. Estamos ante una película de género cargada de todas las férulas y sevicias que imponen los vendedores del cine para adolescentes. Pero la diferencia estriba en que está recorrida de un rico contenido subterráneo. Son mil meandros que hacen de cada secuencia una sorpresa. El diseño racionalista del pueblo fantasma; la sala de cine que pasa ¿Qué fue de Baby Jane? , con Bette Davis cantando He escrito una carta a papá ; la descomposición de los sueños de cera con las paredes cortadas por la mano de un dios colérico; el lecho familiar derritiéndose bajo los cuerpos calientes o el homenaje a Darío Argento, en forma de lanza que atraviesa el cerebro inalcanzable de Paris Hilton, personaje digno de las Crónicas marcianas. Además está el redescubrimiento de Elisha Cuthbert que recupera el axioma del cine teatral: actúa con todo el cuerpo. Desde la nariz respingona hasta sus dientes ratunos, pasando por la punta de los dedos que tienen secreta importancia dramática. El cuchillo del fabricante de sueños de cera roza sus senos, su cara, sus pies, en una secuencia maestra e impecable. Sus labios sellados de sangre deberían ser icono del cine de terror contemporáneo. «LA CASA DE CERA»: Director: Jaume Collet-Serra. Intérpretes: Elisha Cuthbert, Brian Van Holt, Chad Michael Murray.

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