Confesiones de bar

Princesas es Los lunes al sol , con prostitutas en lugar de parados; como Los lunes era a su vez Barrio , con adolescentes vacantes intentando crecer sin dolor. Pero, seguramente, esta película es incluso mejor que las anteriores de León de Aranoa: hemos pasado de las conversaciones a las confesiones. La historia es muy hermosa, con los habituales protagonistas de su creador, más desasistidos que nunca, redimidos de la soledad por una amistad franca y pudorosa. En esa fragilidad es donde reside la poesía de este relato de fraternidad entre una pareja de cálidas parias que enamoran. Son dos creaciones para la antología del cine español. El director se aleja un poco más de su retocado estilo realista británico y se adentra con decisión en la lírica del instante, en la valoración de los objetos cotidianos, llegando todo lo lejos que se puede llegar por la senda de los diálogos, retorcidos en su aparente simplicidad. Los diálogos y los actores lo son todo en Princesas , en una conjunción única que en otras manos se desmoronaría. Si las secuencias de la peluquería, con las putas analizando su situación como tertulianas televisivas, son realmente tiernas y divertidas, las confesiones de bar entre Candela Peña y la dominicana Micaela Nevárez tienen la fuerza de la desnudez del primer plano y semejan estar hechas sin red, sin trampa. Esa sinceridad hace creíbles situaciones y personajes que serían marcianos bajo la óptica de otro confesor. Y, como siempre en Aranoa, las pequeñas-grandes autoafirmaciones de los personajes alcanzan una imborrable belleza épica. «PRINCESAS». Director: Fernando León de Aranoa. Intérpretes: Candela Peña, Micaela Nevárez.